A propósito de un documental
Casi tres semanas duró, hace ya casi treinta años, la realización en el Acuario de la ciudad de Roma, la confección —por parte de cinco monjes del colegio tántrico de Dharamsala (India)— del mandala de Kalachakra (“la rueda del tiempo”). Realizaron dicho mandala con arenas de colores, obtenidas pulverizando piedras calcáreas del Himalaya. El mandala, dedicado a la paz del mundo, tenía un diámetro de un par de metros. El mandala, que en sánscrito quiere decir, en primer lugar, “círculo” y, en un sentido más amplio, pretende ser una ayuda para la contemplación y la meditación.
Una de las virtudes del documental Kamarada es que debido a su configuración metafórica circular —comienza y termina la narración hablando y describiendo una situación “conflictiva” similar: la de una sociedad injusta e insolidaria—estimula al espectador a contemplar y conocer el compromiso y la actitud ética del protagonista, Celestino Uriarte Bedia. El documental, también nos permite reflexionar sobre lo que ha significado, y puede significar, la militancia revolucionaria en la España contemporánea.
Bien narrado, el documental nos presenta y describe la vida de un militante (socialista, comunista), utilizando, delicadamente, los testimonios de personas que son compañeros de fatigas, familiares o que bien le conocieron. A pesar de haber trabajado y haber dedicado la vida a “su partido”, no lo hace exclusivamente comprometido con su causa “sectaria”. Más bien parece, tras conocer sus peripecias vitales, que ha sido un aventajado devoto de una de las diosas del pantheón egipcio: la diosa Maat. Esta es la diosa de la Verdad y de la Justicia, a la cual parece haber consagrado su vida el protagonista de este pedagógico y didáctico documental.
Valentí Gómez-Oliver
© nov 2019