Tras la caída de Asturias en manos de los sublevados contra la Segunda República, el primer objetivo de estos fue poner en funcionamiento las fábricas de armas, una de ellas fue la de Cañones de Trubia. Necesitaban mano de obra cualificada y para ello reclutaron a prisioneros de guerra. Hemos identificado a varios mondragoneses, ajustadores con bastantes años de experiencia en la Unión Cerrajera: Agustín Hériz Lamarain, Tomás Ruiz de Alegría Balanzategi, Vicente Etxebarria Larrañaga y Félix Barrutia Guridi. Se les colocaba un brazalete con una chapa en la que está impresa la inscripción P. G. (Prisioneros de Guerra). Uno de ellos, Agustín Hériz, guardó una de ellas, y nos ha sido entregada por sus familiares a Intxorta 1937 kultur elkartea, para ser mostrada junto con estas fotos en el Centro Vasco de Interpretación de la Memoria Histórica de Elgeta.