Sus figuras representarán a todos los defensores de la República. Han localizado e invitado a familiares de medio centenar de integrantes del Batallón Loiola
Un reconocimiento público el sábado a partir de las 13.00 horas en el Ayuntamiento a los gudaris supervivientes locales Inaxio Ernabide y Andrés Egaña, integrantes del 18 Batallón Loiola, servirá para hacer extensivo el homenaje a todos aquellos vecinos que tras el golpe militar franquista se posicionaron en la defensa de la República integrados, principalmente, en el Batallón Loioa y UHP, además de en la unidades Kirikiño, Dragones, San Andrés, Amayur, Saseta, Itxarkundia, Amuategi y en el Ertzaina. Ubicaciones con nombre y apellidos que llegan de la mano del colectivo memorialista Intxorta 1937 Kultur Elkartea, que colabora con el Ayuntamiento y la Diputación en la organización del acto.
El trabajo de investigación de los voluntarios de Intxorta ha permitido localizar a medio centenar de familiares de integrantes de la unidad militar Loiola que están invitados al acto, «más las que no hayamos podido encontrar que pueden asistir con total tranquilidad».
En la cita las ovaciones, tras el pase de un documental de 13 minutos, serán para Andrés Egaña e Inaxio Ernabide, pero también estarán dirigidos a todos los gudaris y republicanos, como destacaba la alcaldesa, Elena Lete, en la presentación. «Un recuerdo para aquellos 200 bergareses entre gudaris y milicianos que defendieron la democracia y la libertad tras el golpe militar de 1936».
Junto a la emoción y el aplauso también habrá espacio para la reivindicación, como adelantó Julia Monge, de Intxorta 1937. «Superados 81 años, demasiados, se demuestra que sombra del fascismo ha sido muy alargada. Para curar aquellas heridas el primer paso es saber la verdad, lo que lleva a la justicia y obliga a la reparación, y a poner las condiciones para que no se repita la historia. Para lograr estos objetivos entre todos tenemos que terminar con la impunidad del franquismo».
El interés y esfuerzo altruista de los colectivos de memoria, que en la villa ya han dado forma a más de un libro y de algunas exposiciones, permite saber que en los días posteriores a la revuelta de parte del ejército el 18 de julio de 1936, festividad de Santa Marina, muchos vecinos huyeron hacia Elgeta y Bizkaia. Como prueba señalan «de los 652 trabajadores de Unión Cerrajera, 421, un 65%, se fueron». Cifran en 177 las víctimas mortales bergaresas que también serán reconocidas, al igual de los detenidos, heridos y represaliados durante el conflicto armado y en la posguerra.
Fuente: El Diario Vasco